¿Hasta cuando?: Nos mataron a Arnaldo Albornoz



Paradójicamente venía de estrenar una nueva pieza teatral que lleva por título: ¿Qué pasó ayer Venezuela?  Y aunque desconozco el contenido de la misma, la pregunta sobre qué nos pasa a los venezolanos y qué sucede en nuestro país, retumba en mi mente. Ahora fue Arnaldo Albornoz quien muere asesinado vilmente por manos de la delincuencia desatada y organizada que existe en todo el territorio nacional, pero él lastimosamente es uno más en la alarmante cifra de fallecidos que a diario enlutan a una familia venezolana y dejan tanto vacío, impotencia, dolor y la frecuente pregunta a la cual peligrosamente nos estamos acostumbrando… ¿Hasta cuándo?



Simpático, mordaz, carismático y hasta bonachón, características que contrastaban con el remoquete que lo acompañaba profesionalmente; “El más temido de la farándula”, Arnaldo Enrique Albornoz Bracho (1ro de marzo 1982 – 15 de enero 2017) en plenitud de vida, e iniciando un nuevo año lleno de planes profesionales, los cuales fueron truncados y con ellos, cegada una vida, -la cual por presuntamente resistirse a un robo-, le fue arrebatada vil y miserablemente.
¿Qué nos está pasando? ¿En qué nos están y nos estamos convirtiendo?
La crisis que atraviesa nuestro país, no es solamente por los productos de primera necesidad, medicinas y seguridad. Tenemos una crisis de valores muy grave y debemos reaccionar todos y de una vez y por todas. Arnaldo no puede quedarse en un símbolo más, como lo fue y es Mónica Spear, debe servir para despertarnos todos y cada uno desde su vitrina y con sus potencialidades, ayudar al prójimo y a este país que pide a gritos que hagamos algo. La culpa no es del gobierno solamente, todos somos culpables por no salir de la crítica y la ofensa, del odio y el resentimiento que nos han sembrado y el cual no nos identificaba hace algún tiempo. Debemos sanarnos como sociedad, como hermanos y unirnos por el bienestar de todos. Venezuela es el mejor país del mundo, lo tenemos todo y los venezolanos hemos sigo siempre solidarios, amigables, susceptibles, humanos.
¿Qué nos pasa por Dios?
La delincuencia desatada es una consecuencia de la mala administración que se ha hecho y del discurso divisorio y lleno de odio que se ha venido dando desde hace más de una década, pero también de la falta de profundizar y sanar desde lo más hondo la mente y abrirnos, reflexionar y sensibilizarnos desde más allá de la impotencia, el dolor y la rabia, a buscar los trasfondos y darle solución contundente y definitiva a este despiadado e inhumano derrame de sangre y de muertes injustas, innecesarias y estériles, porque quien mata no gana nada, pierde y perdemos todos. Nadie tiene el derecho a quitarle y truncarle la vida a una persona por un carro, por un par de zapatos, por un mal concepto de ambición. Debemos estudiar los trasfondos del por qué de tanta insensibilidad. Debemos escuchar y ayudar al delincuente a darse cuenta que nada gana asesinando, que la vida si tiene oportunidades para él y que ese camino “fácil”, lleno de resentimiento y de motivos que lo llevan a delinquir, lo está hundiendo cada vez más. Ellos necesitan una luz en su oscuridad y el gobierno, como la sociedad civil, debemos unirnos y buscar salidas y soluciones concretas. Sanar desde adentro y demostrar lo grande que somos y siempre hemos sido los venezolanos.
Al delincuente hay que darle herramientas a cambio de su pistola y cuchillo. Ellos también necesitan y merecen vivir una vida mejor y nadie conoce los trasfondos y realidades del otro, si no se habla y se escucha. Vamos a escucharlos, vamos a escucharnos todos, a darle la mano a la reconciliación, a ponernos a la orden.-yo lo hago desde ya-, para organizar talleres, cursos, programas sociales, charlas, eventos, y llevarlos a las cárceles. No esperemos más…

Así sucedieron presuntamente los hechos

El periodista, productor, actor y animador llegaba a su domicilio conduciendo su auto, marca Ford Fiesta Power, color plata, placas AA786WA, cuando fue sorprendido por los delincuentes. Vecinos del sector dijeron haber escuchado disparos y el sonido de una motocicleta.
Cuando bajaron lo encontraron dentro del carro, sin vida. Al parecer le dispararon entrando al estacionamiento de su edificio y estando herido, Arnaldo Albornoz logró conducir unos metros hasta entrar, pero colisionó contra una camioneta al perder el control de volante y falleció.
El Ford Fiesta que conducía quedó cerrado con seguro y fue con duplicado de la llave, suministrada por su madre que lograron abrir el auto. Comisiones de la GNB fueron las primeras en llegar al lugar donde luego se presentaron funcionarios de la División contra Homicidios del CICPC.
El animador regresaba de una celebración con amigos en un local del Centro San Ignacio, al que llegó luego de participar en el estreno de la obra ¿Qué pasó ayer Venezuela?, en el teatro Urban Couple, en el CCCT
El velorio del querido y popular animador y productor de televisión, se realiza desde horas de la mañana ayer 16 de enero, en la Funeraria Vallés de Caracas.
Descansa en paz Arnaldo y hoy te lloro, porque no puedo dejar de lamentar tu innecesaria partida, pero oro por tu descanso y por que tu asesinato sea el inicio de una profunda reflexión en cada uno de nosotros y no quedes como un símbolo más de lo que nos sucede, sin que no hagamos nada para dejar que esto siga pasando.
Desde Muerde Aquí le enviamos a su madre, Elba Bracho de Albornoz, a sus  familiares, amigos, a la producción de La Bomba, a Televen y a cada una de las personas que conocieron de cerca a Arnaldo, nuestras más sinceras palabras de apoyo y fuerza, en este duro momento que se vive. El asesinato de Arnaldo ha conmocionado a la opinión pública y al gremio artístico venezolano. Ver imágenes de su vehiculo con impactos de bala, oír el llanto desesperado de sus amigas más intimas, como Vanessa Carmona y Bárbara Sánchez, y leer cada mensaje colgado en las redes sociales con la imagen del alegre animador, nos rompe el alma y nos hace llamar a la reflexión. Arnaldo es uno más de los miles de jóvenes con un gran futuro que nos arrebata la delincuencia, él es un ser humano más que se agrega al porcentaje de muertes alarmantes e innecesarias, que enlutan a una familia venezolana. Esto no es cuestión de politizar un hecho, es y debe ser un llamado a la urgente y necesaria activación de planes concretos y contundentes, que terminen de una vez con esta arremetida cruel, despiadada y aterradora cifra de asesinatos, que han convertido a Venezuela en uno de los países más peligrosos del mundo. Eso nos debe doler y preocupar a todos, nos debe llamar a la reflexión, a la unión a pesar de las diferencias y a cambiar los mensajes que se les están dando a los jóvenes, llenos de odio, división y resentimiento, que están alimentando el lado negativo del ser humano, sacando lo peor de él. Eso no éramos, ni hemos sido, ni somos los venezolanos. Ya basta de discursos violentos, porque la violencia trae más violencia y es el arma de los que no tienen la razón. Busquemos esa tan cacareada paz, que solo está en palabra y discursos baratos y convirtámosla en hechos.   


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