Una de las piezas teatrales que presentan en el marco del llamado “Microteatro”, en los espacios del Urban Cuplé llamada “Nosotros”, la cual es dirigida por José Manuel Suárez y protagonizada por Daniela Alvarado, Guillermo Suárez y Magaly Serrano, se vio envuelta en un polémico y lamentable incidente, el cual demuestra que la intolerancia y la falta de humildad, también salpican la farándula. Dos de las animadoras del programa “Sábado en la noche” -Melisa Rauseo y Rocío Higuera, fueron las protagonistas del triste episodio, el cual fue dado a conocer en las redes sociales por los mismos involucrados en el conflicto, de una forma inadecuada y nada acorde a cómo deben solucionarse las diferencias entre personas que tienen un nivel académico. El ser figuras públicas no las exime de ser también seres humanos con virtudes y defectos y cuando estos afloran, no hay nada mejor que pedir disculpas y hacerlo de forma humilde y sincera. Tanto Rocío Higuera, como José Manuel Suárez escribieron sendos comunicados en sus cuentas personales, ambos dando sus puntos de vista y culpándose unos a otros, sin solución positiva y mucho menos dando ejemplo de clase, tolerancia y respeto a un gremio al cual pertenecen.
¡Gran
vaina! …¡Ay qué miedo!
Si
Sábado en la noche es y ha sido vitrina de proyección al talento nacional, éste
no debe tirarse en cara, ni utilizarse de excusa para tapar errores. Hay otras
ventanas de proyección y si ellos también lo hacen, ¡qué bueno!, pero no es
obligado, ni mucho menos debe utilizarse de amenaza subliminal para crear una
mordaza entre el gremio artístico, que siente miedo a expresar su opinión por
ser objeto de un veto…de esos que tanto existen en nuestra TV. Así actúa el gobierno-ese que tanto critican-y
del cual demuestran tener los mismos genes… Cuando una puerta se cierra, para
eso están las ventanas. Todos los medios necesitan de los artistas, cuando eso
lo entiendan y lo usen de forma positiva, uniéndose como gremio, los canales de
televisión, periodistas de medios impresos y radiales, dejarán esos criterios
endiosados y corruptos y no existirán vetos.
Los
hechos
El
conflicto comenzó porque no estaba Daniela Alvarado en la función, si no Magaly
Serrano y de allí partió “la desilusión”
y el reclamo airado de las conductoras. ¿No hubiese sido más fácil
salirse de la sala de forma discreta y así no irrespetar a una actriz que
cumplía con su trabajo? Todas las obras
en la actualidad tienen doble elenco y eso lo sabe todo el mundo y para no
correr con el riesgo de “una estafa”, nada cuesta preguntar en taquilla quién
es el que estará en la función. Luego José Manuel Suárez escribe en su
comunicado: “si esto fuera un país normal” y yo me pregunto: ¿Qué hace él para
que lo sea? No se puede meter a todo el mundo en un mismo saco. Los trapos sucios se lavan en casa y debemos
saber rectificar, pedir disculpas y comunicarnos de forma civilizada. Eso nos
hace grandes y ninguna de las partes en conflicto en este caso lo ha hecho.
Pedir disculpas de forma irónica, amenazante o prepotente, no existe. Eso no es
pedir disculpas. La humildad debe ser la premisa y aquí ninguno de los
involucrados en el triste episodio lo ha sido, ni la ha tenido. Cada uno de ellos tiene su mérito profesional
y su público y hasta el ser más insignificante del planeta, tiene dolientes…
Eso debemos tenerlo siempre presente y crear divisiones, donde ya hay tantas,
es restar y no sumar a la paz, la tolerancia y el ejemplo de lo que tanto
exigimos y no damos… La farándula encierra muchas vertientes y esta es una de
ellas. Un show barato que nada deja de positivo, pero que como show al fin hay
que reseñarlo y repudiarlo desde todo punto de vista. ¡Viva el teatro y sus artistas! y con
entradas de cortesía o pagadas, debemos respetar y aplaudir a todos quienes
estén trabajando sobre las tablas. El teatro es como una iglesia. ¡Un templo! Allí
no se va a hablar, si no a escuchar y si no nos gusta el “sermón” nos salimos y
respetamos al cura-así no nos guste- y a quienes estén allí oyendo la misa…
Ojala el sábado ambas partes en el programa, nos demuestren que a pesar de las
diferencias y errores, se puede dar ejemplo de lo que tanto exigimos a los
demás. ¡Eso sí! Con verdad, humildad, sin
ironías y prepotencias. Bien lo dice el
popular refrán: Errar es de humanos, rectificar es de sabios.
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gracias..!!!!!